La actual crisis económica y financiera internacional de escala global, generada en el centro del sistema capitalista, presenta los mayores índices de contaminación ambiental del planeta, y no solo abarca las dimensiones financiera y monetaria, sino todo el espectro de la economía, incluyendo una de las esferas actualmente más sensibles como lo es la medioambiental. Los impactos de la crisis en su diseminación por el mundo empiezan a sentirse en América Latina y, ante el riesgo altamente probable de que a través de las estructuras económicas y financieras vigentes, se termine cargando el costo de esta debacle de los centros de la economía mundial a las economías de la Región y otras que no son las responsables de esta situación, es imperativa la puesta en marcha, en el plazo más corto posible, de las instancias definidas en el marco de la Nueva Arquitectura Financiera Regional e Internacional, a efectos de evitar esta injusta imposición, a la vez que establecer una nueva lógica económica y financiera basada en las necesidades y recursos propios de estos países.
Tanto los orígenes de la crisis como sus consecuencias tocan al medio ambiente en una dinámica de irrespeto y abuso que se ha traducido en un creciente deterioro de la calidad del aire y del agua, deforestación y hasta desertificación en las principales economías del mundo, con el peligro de expansión hacia los núcleos de reservas medioambientales geográficamente insertados en el corazón de Sudamérica y de otros espacios propios de las economías de menor desarrollo relativo. Es entonces imperativo evaluar esta interrelación entre crisis, medioambiente y las soluciones propuestas desde la Nueva Arquitectura Financiera Regional e Internacional a efectos de viabilizar oportunamente las acciones requeridas en defensa de las economías y medioambiente de nuestros países.
Se vuelve necesario buscar un espacio que permita establecer metodologías e instrumentos financieros innovadores que, desde la Nueva Arquitectura Financiera Internacional, favorezcan la conservación del medio ambiente y recursos naturales de la Región como fundamento de un desarrollo económico de nuevo tipo en respuesta a los condicionantes económicos vigentes que han contribuido a la generación de la crisis actual con todas sus implicaciones.
Al efecto, se tiene previsto realizar un Seminario Taller el 4, 5 y 6 de agosto de 2009 en Quito, para lo cual se requiere contar con el apoyo de expertos, preferentemente progresistas, en temas de economía y medio ambiente, así como de expertos en los nuevos instrumentos financieros que se configuran a partir de activos medioambientales subyacentes (bonos de carbono e instrumentos financieros).
Tanto los orígenes de la crisis como sus consecuencias tocan al medio ambiente en una dinámica de irrespeto y abuso que se ha traducido en un creciente deterioro de la calidad del aire y del agua, deforestación y hasta desertificación en las principales economías del mundo, con el peligro de expansión hacia los núcleos de reservas medioambientales geográficamente insertados en el corazón de Sudamérica y de otros espacios propios de las economías de menor desarrollo relativo. Es entonces imperativo evaluar esta interrelación entre crisis, medioambiente y las soluciones propuestas desde la Nueva Arquitectura Financiera Regional e Internacional a efectos de viabilizar oportunamente las acciones requeridas en defensa de las economías y medioambiente de nuestros países.
Se vuelve necesario buscar un espacio que permita establecer metodologías e instrumentos financieros innovadores que, desde la Nueva Arquitectura Financiera Internacional, favorezcan la conservación del medio ambiente y recursos naturales de la Región como fundamento de un desarrollo económico de nuevo tipo en respuesta a los condicionantes económicos vigentes que han contribuido a la generación de la crisis actual con todas sus implicaciones.
Al efecto, se tiene previsto realizar un Seminario Taller el 4, 5 y 6 de agosto de 2009 en Quito, para lo cual se requiere contar con el apoyo de expertos, preferentemente progresistas, en temas de economía y medio ambiente, así como de expertos en los nuevos instrumentos financieros que se configuran a partir de activos medioambientales subyacentes (bonos de carbono e instrumentos financieros).
